Françoise Francq nació en Bélgica, donde estudia ilustración en la escuela de arte St Luc en Bruselas. También apasionada de la arcilla y el moldeado, toma clases adicionales de moldeo en diferentes talleres a lo largo de su trayectoria de estudio.

El dibujo sigue siendo el comienzo de cualquier proyecto escultórico, permitiéndole, a través de rápidos movimientos de la mano, visualizar la pieza que tiene en mente e inclinarse hacia la armonía de formas y líneas.

La pieza realizada en bronce estará minuciosamente patinada, dejando que la caricia de la luz redibuje con naturalidad la escultura. "Elle M" es el comienzo de una frase, el hilo rojo que une las esculturas dentro de sí mismas, mientras permite que la imaginación tome el control.