Georgette Tavé nació en 1920 en Elbeuf en una familia de comerciantes de telas. Su padre se opuso a su vocación de pintora y sólo después de su matrimonio pudo iniciar su formación artística, primero con Jean Souverbie y luego con André Lhote. De la primera retuvo la importancia del cuerpo femenino y su ubicación en el lienzo.
Del otro retuvo la fragmentación cubista de colores y formas. Pero es olvidando a sus maestros que logró encontrarse a sí misma. Instalada en el antiguo estudio de Modigliani, pintó sin descanso y encontró su propio estilo brillante y equilibrado. Participó en los Salones de Otoño y formó parte de la Asociación de Pintores Grabadores.
Pero fue su retrato de Coco Chanel lo que estableció su fama. En 1966, Tavé pintó dos cuadros de la famosa Mademoiselle. Coco compró el más favorecedor. Tavé se quedó con el segundo, incisivo, brutal y lo exhibió. El éxito fue inmediato y Tavé se exhibió en todo el mundo. Se hizo más famosa en Japón que en Francia, más conocida en Cannes que en París. Su pintura, una figuración vigorosa con colores fuertes, sedujo a los coleccionistas y, aunque no fue reconocida por la crítica oficial parisina, tuvo exposición tras exposición por todo el mundo.
En 1974 recurre de nuevo al desnudo y luego a los colores de los jardines mediterráneos. Murió en 2008 en su departamento parisino.
