Sobre el artista
La obra de Jean Octobon se puede leer en sus manos, ennegrecidas por el metal. Por sus venas corren aluminio y acero. Al igual que su abuelo, que fue herrero calderero, Jean se siente atraído por estos metales que le gusta doblar. De su padre, profesor de dibujo francés, hereda la pasión por las artes. Continúa estudiando Artes Visuales e Historia del Arte mientras cultiva sus intereses por la arquitectura, la tecnología y la mecánica industrial.
Hijo de las tierras de Niçard, a pocos pasos del mar abre su primer taller. El campo del diseño aún no ha sido destacado por la televisión y otros medios cuando Jean Octobon se desafía por primera vez a crear objetos bellos y útiles. Dibuja, conceptualiza y elabora piezas únicas. Su independencia es completa y necesaria para él, ya que simplemente no acepta comprometer la calidad de su trabajo. Rápidamente, sus escaleras, chimeneas y otras obras se trasladan a algunas de las villas más bellas de la Riviera francesa.
Su reputación crece al igual que sus aspiraciones, y el escultor evoluciona a partir del metalúrgico. En 2013, Jean decide dedicarse por completo a su pasión. Las esculturas reemplazan los proyectos de arquitectura metálica en su taller. Finalmente da origen a las obras que durante mucho tiempo fueron tomando forma en su imaginación.
Gracias a un saber hacer fuera de lo común y a una ejecución suprema, su trabajo irradia disfrute y le garantiza un éxito evidente. Sus ideas, ejecutadas sin dudarlo, cobran vida gracias a su extraordinaria maestría técnica. Son el resultado de una promesa que se hizo a sí mismo al celebrar su 45 cumpleaños: “Ahora es el momento, ¡voy a por ello!”.
Las esculturas de Jean Octobon se inspiran y recuerdan a su adolescencia, sus raíces, su cultura vintage, sus héroes occidentales, la sonrisa de Belmondo, la chaqueta de Starky, los gadgets de 007…
Todo en clave de fantasía y burla. La serie BANG-BANG es un viaje a través de su universo: “pistolas” gigantes y juguetes de tamaño real en colores pop son un tema y un objeto sentimental que Jean encuentra perfecto para la autoexpresión técnica, mecánica y escultórica.
Planifica cada obra para su ejecución, mecanizado y montaje mecánico antes de esculpir y dar forma, a mano, a los materiales que la componen. Como lo haría un escultor en piedra, corta, lima, quita y muele el metal de sus “pistolas” hasta obtener las líneas, volúmenes, curvas y superficies que busca.
Las esculturas de Jean Octobon respiran y huelen a metal y a la búsqueda de la perfección.