Bosman, que comenzó como "pintora", ha explorado y ampliado aún más las posibilidades de su pintura en las últimas décadas. Ella salió cada vez más de los límites de lo bidimensional. Comenzó pintando cajas de cartón de varios tamaños. Estos se convirtieron en instalaciones o se crearon pequeños objetos íntimos, a veces con texto.

Primero, pintó las cajas (de embalaje) existentes, pero cada vez más ella misma también las fabricaba, a partir de trozos de cartón y papel. Las formas de las cajas se hicieron "abiertas", lo que generó más superficies y más posibilidades.

Y se crearon 'marcos', una especie de contraparte natural de las cajas en su forma. A Bosman le gusta trabajar con diversos materiales como papel, textiles, cuerdas y lana y con todo tipo de pinturas. Los resultados parecen orgánicos y táctiles, a menudo algo crudos y vividos.

Son ritmos de forma y color, poéticos y a veces humorísticos, con un efecto casi meditativo. La fascinación por el color y especialmente por los materiales es evidente en toda la obra.

En ocasiones, el uso de materiales sustituye por completo el uso de pintura, como en las recientes composiciones de 'bloques', que están compuestos íntegramente de papel reciclado.