Sobre el artista
Nacido como Friedel Schorr en Muttenz, Suiza, este talentoso individuo no sólo fue escultor sino también un hábil artista decorativo. Su trayectoria artística comenzó con un período de estudios en la Hoffmanschule de Munich. Buscando perfeccionar aún más su oficio, se embarcó en un viaje transformador a París en 1923. Allí tuvo el privilegio de relacionarse con algunos de los pintores más destacados afiliados a la Escuela de París.
En el entorno creativo de París, Schorr colaboró con Jean Dufy, aportando su experiencia a los diseños de telas. También prestó su destreza creativa al mundo de la moda, confeccionando impresionantes vestidos para el renombrado modisto Robert Piguet. A medida que su reputación como escultor decorativo, particularmente en el ámbito de las representaciones de animales, comenzó a florecer, se mudó significativamente a Londres en 1936.
El año 1937 marcó un momento crucial en el viaje artístico de Schorr, ya que realizó una exposición individual en la estimada Galería Redfern. Su notable creación en bronce, el "Tigre de Bengala", fue adquirida por la prestigiosa Tate Gallery. Además, Schorr recibió un notable encargo de Royal Doulton para diseñar animales de cerámica, consolidando aún más su lugar en el mundo de las artes decorativas.
A lo largo de los años, sus esculturas de bronce adornaron las exposiciones de la Royal Academy, aunque Schorr era predominantemente un diseñador comercial. Esta elección le permitió llevar una vida elegante en el vibrante barrio de Chelsea y finalmente se jubiló a principios de la década de 1960. Algunos de los nombres más distinguidos, entre ellos Harrods, Elizabeth Arden y Helena Rubinstein, tuvieron el privilegio de ser sus clientes.
Al jubilarse, Schorr redirigió su energía creativa hacia la elaboración de animales de cerámica inspirados en el intrincado arte de la cerámica china. También se dedicó a la creación de estudios florales exquisitamente detallados y botánicamente precisos. Estas nuevas obras encontraron un público receptivo en la Cooling Gallery en 1967.
Lamentablemente, la mala salud comenzó a pasarle factura a Schorr, lo que lo obligó a regresar con su familia en Brunnen, Suiza, donde finalmente falleció. Su legado artístico, sin embargo, sigue vivo en la belleza perdurable de sus esculturas y creaciones decorativas.